Dame un bolígrafo y un papel y te enseñaré a soñar. Antes de que aprendas a soñar debes cerrar los ojos y imaginar un mundo nuevo, solo para ti y para mi..

jueves, 2 de junio de 2011

Simple.


Puedo ser más o menos borde. Me solía enfadar con facilidad pero desde hace un tiempo soy un poquito más de piedra. Quizá desde que las aceras queman como fuego o desde que se rompió la baraja de cartas. Me encanta que me despierten con un "Buenos días princesa"; es de las cosas que más me hace sonreír en el mundo. A veces soy de límites; puedo tener toda la paciencia del mundo o no tener ninguna. Me gusta remolonear entre las sábanas cuando me despierto, y si hay un cuerpo al lado al que abrazar mientras cierro los ojos otros minutos, mejor. Para que un desayuno sea especial siempre tiene que llevar zumo de naranja y para que una cena sea perfecta tiene que haber mucho cariño. Me gusta que me abracen, aunque en realidad soy muy selectiva. No me gusta que lo haga todo el mundo, a veces cualquier excusa es buena para soltarme. Pero con las personas que me gusta que me abracen es genial. Sólo hay una persona en el mundo a la que la dejo tocarme la oreja; es algo que odio, menos de ella (que paradójicamente me encanta). Siempre he sido de café con dos azucarillos, pero últimamente lo reduzco a uno. Que el azúcar, en su justa medida. (En realidad las cosas dulces me encantan, y no hablo de comidas).

Soy muy celosa y no lo suelo exteriorizar, pero cuando lo hago sale todo de golpe y claro, malas consecuencias. Me encantan los escalofríos por la espalda y que si me quedo dormida me tapen con una manta. Odio el sonido del despertador y por eso no tengo. Quizá, y sólo quizá, sea sustituible por dosis de cariños y besos. Aunque pueda parecer una tipa dura, no hay cosa que más me guste que me mimen. (En esto también soy muy selectiva). Que me cuiden y me quieran. Pero bueno, ¿como a todo el mundo no?.

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