Dame un bolígrafo y un papel y te enseñaré a soñar. Antes de que aprendas a soñar debes cerrar los ojos y imaginar un mundo nuevo, solo para ti y para mi..

jueves, 2 de junio de 2011


Tras una buena mañana, noche horrible. Ver un rostro, el caminar de una persona, su desagradable mirada y volver a caer en esa oscura habitación de sombras. Malos recuerdos. Impotencia. Retroceder un año para recordar su última intervención y darme cuenta de lo triste que fue mi cumpleaños ese año. De lo que me afectó respecto a ella. Últimamente escribo más que nunca, pero no subo nada, todo queda en mi cuaderno. Y en fin, hace un rato pensé en tirarlo, en quemarlo, destruirlo. ¿Para qué tenerlo? Si algún día lo perderé, desaparecerá o se borrará junto con mi nombre. Y ahora entiendo por qué no actualizo como antes si al releerme no me encuentro ni sentido, si sólo veo una parte de lo que soy, si me siento tan sola que hoy he vuelto a no poder parar de llorar. Con motivo firmado por la situación desagradable. Y hacía mucho. Pero la apertura del grifo ha sido por muchas razones. Ya son tristes estos momentos para darme cuenta de que hasta hay sueños en los que lloro. Al principio no me daba cuenta y simplemente soñaba. Momentos inconexos. Sonrisas perfectas. Muchos días sueño con desayuno de croissants y zumo de naranja; mi inconsciente poesía. Infinitas mañanas de desayunos. Pero en fin, hay días que los sueños ni son dulces, ni bonitos. Son pesadillas que me recuerdan las de sentirme sola, de suciedad, de sentido, de su... A veces, muchas, este llanto ahogado solo susurra pidiendo un paseo. Tranquilo. Abrazos. Revolución de abrazos. Y sobre todo, en silencio. Para contarle qué tal mis días, por qué duermo o no duermo o por qué llevo las uñas pintadas de rojo. Ahora sí que me releo y me veo igual de ilusa, de cría, de sola. Pedí el mismo deseo cuando soplé las velas por los 13 que cuando estoy en hora capicua, encuentro una de mis pestañas, veo un detalle irrepetible o piso nada más despertar con el pie derecho. Pero evidentemente, los deseos si se dicen no se cumplen. Puedo llegar a ser una supersticiosa obsesiva, pero hoy no es el día para que nadie me lo recuerde. Y me voy a contemplar la luna acompañada de humo y mechero a ritmo de...

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