Dame un bolígrafo y un papel y te enseñaré a soñar. Antes de que aprendas a soñar debes cerrar los ojos y imaginar un mundo nuevo, solo para ti y para mi..

domingo, 10 de junio de 2012

¿Recuerdas aquellos dias en los que existian los cuentos de princesas?

Fantaseabas sobre como sería tu vida, con un vestido blanco y tu príncipe azul llevándote a su castillo sobre las colinas; por la noche te echabas en la cama, cerrabas los ojos y te abandonabas a tu fe. Santa Claus, el Ratoncito Pérez, el príncipe azul estaban tan cerca que los saboreabas; pero vas creciendo, y un día abres los ojos, y los cuentos de hadas han volado. La mayoría de la gente acude a aquellos en quienes confía. La cuestión es que es difícil dejar que los cuentos de hadas desaparezcan; a casi todo el mundo le queda una mínima esperanza de que un día abrirá los ojos y verá que se han hecho realidad. Cuando el día llega a su fin, la fe es un misterio, aparece cuando menos te lo esperas. Es como si un día te dieras cuenta de que los cuentos no son exactamente como habías soñado. El castillo, puede que no sea un castillo; no es tan importante eso de ser felices para siempre, basta con ser felices en el momento. A veces, muy de vez en cuando, la gente puede darte una grata sorpresa; de vez en cuando, la gente te deja sin respiración.

Voy a darte las gracias por arruinarme todos los días mi vida.

Si, cada nuevo día nos trae una nueva tanda de mentiras, las peores son las que nos contamos a nosotros mismos antes de dormir, las susurramos a oscuras y decimos que somos felices, o que él es feliz, que podemos cambiar o que él cambiará de idea, nos convencemos de que podemos vivir con nuestros pecados o de que podemos vivir sin él. Si, cada noche antes de dormir, nos mentimos a nosotros mismos con la esperanza absolutamente desesperada de que al amanecer todo se hará realidad.
Siempre consigue arrancarme una sonrisa. No puedo evitarlo, se me dibuja en la cara sola. Y mejor todavía, me ilumina el corazón. Hay sonrisas falsas, que sólo manipulan el rostro. Pero no consiguen engañar a nadie, la sonrisa de verdad no se ve en los labios. Se ve en los ojos, que brillan de repente. Es extraño; por muy mal que vayan las cosas, por mucho empeño que ponga en estar enfadada o triste, siempre aparece esa sonrisa. Siempre aparece esa persona que consigue arrancármela. Que consigue robármela. Y hacía mucho que no sonreía de esta manera. La cuestión esque me gusta sentir esa luz en mis ojos y me gusta sentir que vuelve a haber un siempre. Aunque para mí el siempre no sea más que un continuo por ahora. Pero hay que ver cómo me gusta este por ahora. Cómo me gusta mi sonrisa. Y la tuya.

Fuera de combate.

Soy un trozo de cada persona que ha pasado por mi vida, aunque fuera un mísero segundo, un roce en el metro, o años enteros aguantándome. Soy el pasado que tanto añoras y el futuro al que temes. Soy el amor en sus primeros meses, esos mensajes con tantos te quieros, esos besos enviados desde lejos y también la que jamás te quise entender. Soy la banda sonora de tu vida, y esa canción tan pegadiza a la que tanto odias y siempre acabas cantando.