Dame un bolígrafo y un papel y te enseñaré a soñar. Antes de que aprendas a soñar debes cerrar los ojos y imaginar un mundo nuevo, solo para ti y para mi..

jueves, 5 de julio de 2012

Cuando el reloj marcaba la hora de olvidar.


Quiero una tarde de sofá, una noche sin dormir, un viernes sin reloj. Quiero que no me deje marchar cuando se me haga tarde, que critique mis vestidos con un "llevas demasiada ropa" y que se ocupe él de quitármela ; que sus silencios me digan más que sus palabras y que de vez en cuando me haga cabrear para después arreglarlo todo con el mejor beso y abrazo que me pueda dar.

El reloj no se detiene.

Sigo sin entender porque jugaste de esa manera con mis sentimientos, siempre estuve a tu lado cuando me necesitabas, era yo la que te defendía cuando nadie creía en ti. Pero al final resulto que todos tenían razón y tu solo jugabas conmigo. Pero lo peor de todo es que no me imagino sin ti, ni siquiera sé que voy a hacer si no te tengo, si tú no estás, yo no estoy. Te necesito y ambos lo sabemos, pero nunca pensé que me hicieras algo así, nunca pensé que jugarías conmigo, nunca pensé que significara tan poco para ti. Necesito hacerme a la idea de que la vida me ira mucho mejor sin ti, y sin nuestros recuerdos, pero siento que no puedo, que no soy tan fuerte como creía que era, que aunque me pinte una sonrisa en la cara mis ánimos están por los suelos. Pero el reloj no se detiene, la vida sigue aunque tú no estés a mi lado, aunque cada segundo duela mucho más que el anterior…

Una noche de tantas.

Miras el reloj, son las cuatro y veinte de la mañana tan solo han pasado dos minutos desde la última vez que lo miraste, pierdes cualquier esperanza de ser capaz de dormir esta noche. Te desesperas, te sientas en la cama te revuelves el pelo, suspiras y te vuelves a tumbar. Miras cada rincón de tu habitación, suspiras una y otra vez, tan solo oyes el tic-tac del reloj que se pone de acuerdo con el ritmo de tu corazón. No puedes evitar recordar su mirada, aquellos ojos azules que tanto brillaban, su pelo aquel que tanto te gustaba acariciar una y otra vez , su sonrisa, que tantas sonrisas te ha sacado, sus ganas de vivir la vida, de las que te contagiaste tiempo atrás y entonces una lágrima cae por tu mejilla hasta llegar a tu almohada. Esa pequeña lágrima viene acompañada de otras, te secas los ojos, mientras te muerdes los labios. Sientes que ya no puedes más, que la vida se te escapa si no estás con él, que darías cualquier cosa por tenerle cerca y por abrazarle tan fuerte que no se pudiera ir nunca más.

Silencio.

Tenemos la mala costumbre de aferrarnos a las personas, de convertirlos en nuestros pilares fundamentales que en cuanto fallan, nuestro edificio decide derrumbarse. ¿Y sabes que es lo peor de cuando se van? El silencio. El silencio, es las noches eternas y solitarias, donde sin tú quererlo los recuerdos se agolpan en tu mente, ese silencio que se llena de ruido al recordar sus palabras, tus palabras, y todas aquellas que quisiste decir, y no fuiste capaz. Y las mañanas, las horribles mañanas donde después de una horrible noche, te despiertas y le buscas en tu cama y no hay nada, ahí solo estás tú, tú y ese silencio de la soledad. Y el tiempo pasa, y tú te intentas recomponer, buscas ayuda, pero no sabes a quien acudir, y la única persona que se te ocurre es la que más lejos esta. Y piensas "¿Qué me queda?" Y mientras buscas una respuesta, todo la atmosfera se envuelve de ese silencio que va matándote por dentro, rompiéndote en mil pedazos a cada segundo que pasa.